| 1 cuota de $24.999,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $24.999,00 |
| 1 cuota de $24.999,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $24.999,00 |
| 2 cuotas de $15.176,89 | Total $30.353,79 | |
| 3 cuotas de $10.516,25 | Total $31.548,74 | |
| 6 cuotas de $5.952,26 | Total $35.713,57 | |
| 9 cuotas de $4.347,33 | Total $39.125,93 | |
| 24 cuotas de $2.730,52 | Total $65.532,38 |
| 3 cuotas de $10.762,90 | Total $32.288,71 | |
| 6 cuotas de $5.908,51 | Total $35.451,08 | |
| 9 cuotas de $4.421,21 | Total $39.790,91 |
| 3 cuotas de $10.797,90 | Total $32.393,70 | |
| 6 cuotas de $6.279,33 | Total $37.675,99 |
| 12 cuotas de $3.620,90 | Total $43.450,76 |
| 18 cuotas de $2.997,10 | Total $53.947,84 |
Javier Gil Martín escribe una poesía concisa. Muy concisa. De las complejas y muy serias causas que pueda tener la concisión, hay una que salta a la vista: el autor intenta añadir al mundo lo menos posible.
La poesía resume. Y resume porque –como los teoremas, aunque de una manera tan distinta que a veces parece ser la contraria– lo que busca es la verdad.
Por eso es tan importante la concisión. El estar muy cerca de desaparecer, tal vez en blanca estela.
La verdad es siempre cualquier cosa menos prolija. A cambio de lo cual es memorable.
Carlos Piera
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