El poeta se niega a nombrar, nombrar es decretar y convertir en norma el material de la poesía. Prefiere números romanos al azar, “mapas para extraviarse”, antes que la rutina, la copia y la repetición, es decir: la nada. El poeta no quiere asirse a lo concreto por eso migra, anda, deambula por zonas de desastre y se fatiga en el desencuentro, pero también se place: “Las rocas de lo alto son las más inestables.”
¿Se puede correr como un río y escribir? El estanque es un círculo adonde estancia el río, Luis Imhoff arraiga en su primer libro de poesía: “Lástima los parques”, sus páginas son el lugar al que aferrarse y adonde guardarse. Dejar de recriminar a “los dioses que no han escrito ni una palabra...”. Imhoff ya sabe que le toca, también a él, descifrar “esa incesante sospecha” y ha comenzado a hacerlo en cada poema de este libro.
Liliana Ancalao
Detalles técnicos:
